La clave está en el Art. 50 del Tratado de Lisboa

Artículos, 14 de julio de 2016

Dos semanas después de que los británicos votaran salir de la UE, las posturas se empiezan a definir, al clarificar la UE que no habrá ningún tipo de negociación, ya sea formal o informal, sin que primero el Reino Unido haya invocado el artículo 50 del Tratado de Lisboa comunicando su intención de abandonar la Unión; que el Reino Unido no podrá establecer una relación comercial con UE a la carta, que el proceso de salida y la futura relación con la UE se negociarán a la vez, ya que existían dudas al respecto, y que Escocia no podrá permanecer directamente en la UE, ya que primero tendría que independizarse y luego solicitar la adhesión, lo que implicaría adoptar eventualmente el euro e incorporarse al espacio Schengen, lo que quizá no le interese en su relación con el resto del Reino Unido.

Tras darse a conocer los candidatos a suceder a Cameron, los aspirantes alejan la posibilidad de un segundo referéndum o de un bloqueo del proceso para que Brexit finalmente no se produzca y a pesar de que, en principio, el sucesor de Cameron debería provenir de entre los partidarios de la salida, quien asuma el puesto tendrá la difícil tarea de volver a cohesionar al Partido Conservador y al país en su conjunto.

Así las cosas, al día de hoy todo gira en torno al artículo 50 del Tratado de la Unión Europea, cuyo poder de activar recae sobre el Primer Ministro (que se espera que sea elegido en septiembre) y dados los posicionamientos actuales no parece que se vaya a producir pronto. Además, la UE ha relajado la presión porque se invoque lo antes posible. Esta prolongación de la incertidumbre acentuará los efectos económicos y financieros.

Recientemente, el gobernador del Bank of England (BoE), Carney, dijo que una ralentización estaba en camino y que el Reino Unido ya estaba sufriendo un “trastorno del estrés económico post-traumático”, anunciando que el BoE probablemente baje tipos en los próximos meses. El mercado espera que el tipo oficial se reduzca desde el 0,50% actual al 0% en los próximos meses.

Las palabras de Carney llevaron a que la libra se volviera a depreciar, aunque el efecto más llamativo fue que la deuda soberana británica se situara temporalmente en territorio negativo hasta el dos años, por lo que se une a la tendencia de otros países como Japón, Alemania, Suiza o Francia.

A pesar de que los mercados continúan a la baja con respecto a la situación pre-Brexit, los ánimos parecen haberse calmado, aunque esta calma va por barrios, ofreciendo resultados tan dispares como sorprendentes, como es el hecho de que la bolsa del Reino Unido (el FTSE-100) se haya llegado a situar un 3% por encima del nivel del día del referéndum o que a mediados de la semana pasada su índice general, en lo que va de año, haya subido 3,5 puntos, mientras el Eurostoxx50 perdía 15,5 y el Ibex 17 puntos.

Esta diferencia se explica por la composición de los índices bursátiles. Por ejemplo, los bancos uno de los sectores más castigados, son la industria más importante del Eurostoxx-50 suponiendo el 12,7% del índice, mientras que para el FTSE son el cuarto con un peso relativo del 10,1%.

Pero no quedan ahí las consecuencias del Brexit y las agencias de calificación como S&P ya han rebajado la perspectiva de Barclays, HBOS, Bank of Scotland y Santander UK y han reducido, desde positiva a estable, la visión sobre RBS, National Westminster y Ulster Bank. La rebaja, lógicamente, está relacionada con una ralentización del crédito bancario y sobre el efecto negativo que el deterioro de los precios reales de la vivienda puede tener sobre el sector financiero.

Y no se han necesitado muchos días para que se materializasen estos riesgos y prueba de ello es la decisión de suspender el reembolso de fondos como Henderson UK Property PAIF Fund o Standard Life debido al gran número de peticiones de reembolso que se ha producido.

Fuente: Tendencias del Dinero