El dislate bankiano

Análisis, 25 de febrero de 2016

Ante la nueva situación creada por la jurisprudencia, asentada por los fallos del Tribunal Supremo (TS) de rechazar dos recursos presentados por Bankia contra sendos fallos de Audiencias Provinciales, la entidad presidida por Goirigolzarri, ha decidido poner en marcha un proceso para la devolución del dinero invertido, por el tramo minorista, en la OPV de 2011 que comprende el importe íntegro de su inversión e intereses compensatorios del 1% anual por el tiempo transcurrido. Mitigo riesgos jurídicos y reduzco costes legales asociados al mismo.

La decisión de la entidad pública ha levantado un considerable revuelo y un alto número de críticas, amén de los correspondientes parabienes a los beneficiados que decidieron ir a la salida a Bolsa de Bankia de motu proprio por mucho que el TS diga ahora que existían, desde su reconocido “expertise”, “graves inexactitudes” en el folleto de la oferta pública de títulos de la entidad, argumento que por cierto sigue siendo motivo de disputa y controversia entre el Banco de España, dos de sus inspectores, la CNMV o Deloitte.

Por mucho que el fallo del TS siente doctrina, lo cierto es que los ciudadanos españoles que decidieron ir a la salida a Bolsa de Bankia, al tramo retail, lo hicieron conscientes de lo que suponía esa decisión y de los riesgos que corrían, y los que no lo hicieron así, lo hicieron amparados en la codicia de pensar que la operación, “amparada” por el Estado, no podía nada más que reportar beneficios para sus intereses. En la OPV de julio de 2011 Bankia obtuvo fondos a través del tramo minorista por importe de 1.855 millones de euros, de los cuales unos 255 millones o bien apenas tuvieron pérdidas o bien ganaron alguna cantidad.

Queda pendiente la contingencia a asumir por el tramo institucional (1.200 millones de euros), que se entiende será tratada por los tribunales de manera diferente pero, en caso de tener que provisionarse, estaría acotada a unos 500 millones. Hay que recordar que aproximadamente el 50% de los inversores cualificados vendieron en los días siguientes a la salida a bolsa, por lo que no tuvieron pérdidas o éstas fueron muy moderadas, con lo que no se contemplaría que presentasen demanda. De estos 500 millones, Bankia tendría que afrontar el 40% y el resto lo asumiría su matriz BFA.

En definitiva, a los 200.000 pequeños inversores que decidieron ir a la salida a Bolsa de una sociedad pública