PIB y empleo mantienen el tipo en España

Artículos, 03 de mayo de 2016

La recuperación de la economía española se ha mostrado sólida en el primer trimestre, tanto en el ámbito de crecimiento económico como del empleo y además se ha producido en un entorno de moderación del crecimiento mundial, de volatilidad en los mercados financieros y de mayor incertidumbre política.

Por lo que respecta al PIB, éste aumentó un 0,8% trimestral, la misma tasa que en el trimestre anterior, y los ocupados subieron un 0,9% (0,8% anterior). En términos interanuales, el PIB subió un 3,4%.

La descomposición del PIB en ese periodo aún no se ha publicado pero, con los datos disponibles, se estima que su dinamismo se ha debido sobre todo al consumo privado, que se ha acelerado en términos trimestrales. La inversión en bienes de equipo se habría moderado, aunque manteniendo un apreciable ritmo de crecimiento; sin embargo, la inversión en construcción parece haberse estancado. En conjunto, la demanda interna podría haber aumentado un 0,9% trimestral mientras que la demanda exterior neta habría drenado una décima como consecuencia de cierta aceleración, mayor en las importaciones que en las exportaciones.

Por su parte, la EPA de los primeros tres meses del año reforzó una lectura positiva sobre la marcha de la economía ya que de sus resultados se desprende:

  • Que el número de ocupados subió en un 0,9% sobre el trimestre anterior, lo que implica un aumento de unos 160.000 ocupados y 575.000 en los últimos doce meses, siendo este último el dato más positivo desde que empezó el ciclo de recuperación.
  • Que el número de parados, también ajustado de estacionalidad, habría descendido y la tasa de paro, según los cálculos de los analistas de referencia, se habría reducido al 20,6%, esperándose que caiga por debajo del 19% a finales de este año.
  • Que son varios los indicadores que sugieren cierta mejora en la calidad del empleo, que se traduce en un aumento relativo de los asalariados con contrato fijo respecto a los temporales, en un incremento de los que trabajan con jornada completa respecto a los que lo hacen a tiempo parcial, y en una cierta reducción de la tasa de subempleo, esto es, en los asalariados cuyo empleo es inferior a su cualificación (aún en algo más de 2 millones, 11,3% de los asalariados, aunque viene de 2,6 millones en el segundo trimestre de 2013).

Pese a la valoración positiva de los últimos datos conocidos, sería poco prudente negar los efectos del entorno adverso y de la incertidumbre política, pues su impacto a corto plazo podría haber sido compensado por la caída en el precio del petróleo. De hecho, ha tenido lugar cierto descenso en los indicadores de confianza, que puede estar anticipando una moderación en el crecimiento del PIB a medida que se agote el impulso del petróleo.

Además, los datos de la ejecución presupuestaria de 2015 ponen de manifiesto la necesidad de tomar medidas de ajuste fiscal que hagan girar el tono de la política fiscal de expansivo a levemente restrictivo. Si bien esto podría iniciarse este año, parece más probable que se retrase a 2017.

En conjunto, contando con que tal ralentización se producirá de forma moderada y suponiendo que el cambio en la política fiscal se impondrá mayormente en 2017, la previsión para el incremento del PIB en 2016 se mantiene en el 2,9%.

Fuente: Tendencias del Dinero