El ladrillo se beneficia de la baja rentabilidad de la renta fija y de los depósitos bancarios

Artículos, 15 de septiembre de 2016

La falta de alternativas de inversión para los ahorradores y la existencia de buenos precios y rentabilidades, son dos razones más que suficientes para que los ciudadanos estén derivando su dinero, desde los depósitos bancarios y la renta fija, hacia la compra de vivienda y de ello dan fe la mayoría de los indicadores sectoriales, uno de los cuales, el del Banco de España, ha puesto de manifiesto recientemente que la rentabilidad de la vivienda supera el 10% anualizado con datos del segundo trimestre de 2016, combinando el incremento del precio de los pisos (+6,3%) con el rendimiento por alquiler (+4,6%).

De acuerdo con el Banco de España, los actuales datos son los más elevados desde hace nueve años y encadenaría, contando 2016, el tercer año de rendimientos positivos, tras el 6,4% en 2014 y el 8,8% en 2015. Conviene tener presente que en los años anteriores a la crisis, 1999-2007, el rendimiento anual estuvo cercano al 20%.

En similar diagnostico, aunque con ligeras diferencias, coinciden el Instituto Nacional de Estadística y Colegio de Registradores de España. Este último señala que en el segundo trimestre el Precio Medio de Venta aumentó un 7,48% interanual frente al 6,90% en el trimestre anterior, lo que supone un ajuste con respecto al máximo del ciclo anterior (2007) del -26%. Las ventas, por su parte, se incrementaron un 23,7% durante el segundo trimestre.

La construcción de viviendas y de obra pública, según el INE, ha repuntado hasta un 8% desde los mínimos alcanzados en 2013, aportando el ladrillo al PIB español cerca de 81.000 millones de euros en el segundo trimestre de este año, cifra muy alejada de los 141.900 millones que llegó a aportar al PIB en los años previos al estallido de la burbuja.

A falta de ajustes y análisis detallados por regiones y territorios –Madrid, Barcelona y ciertas zonas de costa están experimentando un considerable incremento tanto en el numero de compra-ventas como en precios- lo cierto es que no resulta arriesgado certificar que el mercado de la vivienda ha dejado definitivamente atrás los años de crisis y su recuperación se va afianzando con cada dato que aparece.

Pese a los índices positivos, todavía se está muy lejos de los niveles a los que se llegó en 2008 y ello hace, hoy por hoy, impensable un nuevo proceso de burbuja como el que ha tenido al sector de la construcción semienterrado durante más de cinco años. Razones para mantener alejado el peligro de un alza descontrolado las hay y entre ellas, como señala un experto, una muy importante: “el saldo vivo hipotecario crecía en esos años a un ritmo de dos dígitos y este año, en el mejor de los casos podría subir entre un 1% y un 3%”.

Y a esas expectativas no es ajeno el hecho de que la exposición al riesgo inmobiliario de los principales bancos supere todavía la cifra de los 100.000 millones de euros, cantidad enmascarada en los balances y que no puede aspirar a acomodarse ahí hasta la noche de los tiempos, lo que ha obliga al Banco de España a urgir a las entidades a vender lo antes posible sus activos inmobiliarios producto de la crisis, ya que pueden convertirse en una rémora para mejorar la salud del sistema financiero.

Tanto es así que la gran banca acumula todavía más de 60.000 viviendas en stock, cifra parecida a la que está en manos de la Sareb y que en los últimos tiempos ha acelerado el proceso de venta de inmuebles especialmente concentrados en Andalucía, Cataluña y la Comunidad Valenciana.

La aportación del sector de la construcción al PIB ha llegado a caer hasta un 47%, mientras apenas ha recuperado un 8% desde el mínimo alcanzado en 2013.