El Gobierno reparte a su antojo los nuevos canales de TDT
Análisis, 16 de octubre de 2015
El Gobierno ha bendecido la adjudicación de seis nuevos canales de Televisión Digital Terrestre -3 en alta definición y 3 en definición estándar- a Real Madrid, Mediaset (Berlusconi), Atresmedia (Planeta DeAgostini), Radio Blanca (Blas Herrero), Secuoya (Grupo de empresas proveedor de servicios de televisión), y 13TV (controlada por la Iglesia católica) y lo hace tras un concurso en régimen de concurrencia que ha durado cinco meses y que ha permitido descolgar, sin razón aparente alguna, a candidatos como Prisa, Vocento y El Corte Inglés.
Los nueve finalistas cumplían con el pliego de condiciones técnicas del concurso, por lo que la decisión de la Mesa de Evaluación, constituida por el Gobierno a tal fin, se entiende que resultaba del todo punto prescindible y que el Ejecutivo ha decidido repartir los canales a su conveniencia, observándose, por ahora, un respetuoso silencio en la sociedad civil y en la opinión pública por la decisión adoptada, sin que siquiera se llegue a preguntar porque el Real Madrid, sí y el Corte Inglés, no. Se supone que el próximo Consejo de Ministro del 16 de octubre -fecha límite- explique las razones en base a los que se han concedido las licencia a cada uno de los ganadores.
Similar reacción se ha detectado entre las fuerzas políticas que asisten silentes al reparto, como si el asunto no fuera con ellos y la decisión fuera intrascendente para la sociedad española.
Y la realidad apunta a que los informes elaborados por la Mesa de Evaluación, que seguramente son conocidos por los interesados, lo que ha permitido una tímida protesta de Vocento señalando que estaba valorando recurrir, no tienen ningún interés ni ningún dato que permita determinar los argumentos que han avalado las concesiones, lo que permite pensar, sin ningún género de dudas, que éstas han respondido a la voluntad expresa del poder político y a su más alta representante en la Moncloa, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.
Sea como sea o hayan sido como hayan sido los motivos que apoyan el reparto, la decisión deja al descubierto la escasa calidad de la Democracia española y anuncia un futuro complejo para un sector en donde nadie puede considerar que lo tiene asegurado, por mucho que los interesados analistas bursátiles entiendan que Mediaset seguirá liderando la parrilla de televisión nacional con siete canales y que su principal competidor (Atresmedia) se quedará con seis. Supuestamente esta ventaja permitirá a Mediaset y Atresmedia aumentar su facturación por publicidad, aunque nunca será de forma proporcional, ni por mucho tiempo.
Y ello porque en el horizonte aparecen peligros latentes como es la entrada en el mercado publicitario de players que hasta ahora no contaban, como Movistar o la propia TVE que podría entrar en el mercado publicitario, convirtiéndose en fenomenales oponentes, que harían perder posiciones a las dos cadenas que hoy controlan la parrilla en cuasi-exclusividad de los ingresos por publicidad.
En esas circunstancias, el nuevo reparto de canales de TDT se convertiría en un caramelo envenenado, ya que la entrada de Movistar en el mercado publicitario no es cualquier cosa y la vuelta de la televisión pública a incorporar publicidad, cuya decisión depende del gobierno, tampoco lo es.
Igualmente está por ver si el mercado español de la publicidad y de los contenidos es lo suficientemente ancho y rico como para mantener abiertos y en competencia tal cantidad de canales.