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Cuba, una isla varada en el siglo XX

Análisis, 18 de agosto de 2021

La Habana y otras ciudades de Cuba se han visto inmersas recientemente en protestas populares que reflejan las dificultades del día a día para su  población, pero también el cansancio ante una escasez que no parece tener fin, el agotamiento de un modelo que hunde sus raíces en el siglo pasado y la incapacidad del sistema para instrumentar reformas de cierto alcance. Todo cuanto afecta a Cuba se vive en España de forma peculiar y por esa razón un grupo de analistas del Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada ha mantenido un encuentro para estudiar los elementos más significativos de la nueva situación por la que atraviesa la isla. Estas son sus conclusiones.

Desde la guerra hispano-estadounidense de 1898, resultado de la intervención de Washington en la guerra de Independencia cubana, a las oleadas de emigrantes que en su día contribuyeron de forma destacada a promover su economía, los afectos materiales y espirituales en relación a la mayor de las Antillas han resistido el paso del tiempo.

Es por ello que también en España se siguen con preocupación la escasez alimentaria y de medicamentos, que obliga a varias horas de espera frente a los establecimientos comerciales, el impacto en el costo de la vida de la reforma monetaria, el retorno de los apagones en pleno verano, o la intensificación de la crisis sanitaria por la epidemia.

Como en anteriores ocasiones, las autoridades de la isla imputan el creciente malestar a los efectos del largo embargo (desde 1962) impuesto por EEUU. No obstante, sin duda, las causas son más profundas e inseparables del agotamiento del modelo castrista, cuyas tímidas aperturas y reformas, con idas y venidas constantes, se han saldado con nuevas dosis de decepción y frustración.

En 2020, la crisis económica se tradujo en una caída del 11 por ciento del PIB, tras muy bajos ritmos de crecimiento en años precedentes. En el primer semestre de este año, cayó dos por ciento, contrariando los planes oficiales de un crecimiento económico del seis por ciento.  Asimismo, entre las consecuencias de la pandemia cabe destacar la paralización casi total del turismo, lo que significó la pérdida de más de mil millones de dólares en un año y miles de empleos en el sector estatal y privado.

Son muchos y significados los economistas que, desde dentro, urgen reformas como el fomento de todas las formas de propiedad, incluida la cooperativa y promover los vínculos entre ellas en pos del desarrollo del país, e impulsar la Inversión Extranjera Directa, sobre todo, en actividades de exportación que permitan la generación de ingresos en divisas. Asimismo, eliminar el monopolio del comercio exterior de tal modo que todos los actores que lo deseen puedan importar y exportar directamente y dinamizar los sectores productores de bienes para el consumo nacional y la exportación, con énfasis en la producción de alimentos y enfoque de cadena de valor.

La hoja de ruta iniciada por Raúl Castro inspirándose en el modelo de reforma y apertura de Vietnam (conocido como “doi moi”) ha topado siempre con el timoratismo de las autoridades, el miedo a que los cambios desemboquen en una pérdida de control de la situación y que esta liquide abruptamente el actual régimen político.

Dos bloqueos

Este otro bloqueo interno podría acentuarse en los próximos meses si el liderazgo de la isla interpreta las demandas sociales como una consecuencia de las pequeñas reformas introducidas por el actual presidente Miguel Díaz-Canel. Lo más probable es que las protestas originen un debate en las más altas instancias acerca del nivel de gradualismo y velocidad de los inevitables cambios que asoman en el horizonte. Una primera expresión de ese debate han sido los pronunciamientos de algunas figuras representativas –como el cantante Silvio Rodríguez– que han apelado a la liberación de los manifestantes detenidos por ejercer sus derechos.

En efecto, la represión del movimiento cívico, con cientos de detenidos, y la ausencia de canales para un diálogo constructivo pueden acentuar las contradicciones internas en el bloque del régimen y dar alas a las demostraciones opositoras.

En el exterior, esta tendencia afea, una vez más, la imagen de las autoridades de la isla. La propia alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la chilena Michelle Bachelet, reclamó al gobierno de Cuba que respete los derechos de los ciudadanos y la liberación sin cargos de los arrestados.

Tal estado de cosas, desaconseja a la Casa Blanca a revisar un conjunto de medidas que incide en el estado de penuria de la isla y agrava las dificultades de la población para acceder a bienes básicos. En Washington, y en el influyente exilio de Florida, consideran que de este modo los cubanos dirigirán su ira contra unos dirigentes cuya legitimidad ya no deviene de la capacidad demostrada para llevar a cabo una Revolución sino de su quebrada autoridad en la gestión de un país que 60 años después de aquello, no acaba de arrancar. No cabe esperar, pues, ablandamientos que algunos podrían esperar del presidente Joe Biden en línea con los alivios introducidos durante el mandato de Barack Obama.

¿Nos hallamos en vísperas de una nueva crisis de los balseros como la ocurrida en los años 90? No puede descartarse. Por el momento, La Habana puede esquivar la situación disponiendo algunas concesiones o recurriendo a la ayuda urgente de algunos países de la región (y Rusia), pero servirá de bien poco si las condiciones objetivas no mejoran. Y esto no será fácil que ocurra sin la introducción de una agenda de reformas que genere expectativas e ilusión entre la población.

La mayoría de la sociedad cubana no conoce otro malestar que el vivido por las sucesivas generaciones nacidas tras 1959. Y ese fenómeno amplifica el alcance del mensaje de los manifestantes: el cambio es imparable.

SOBRE EL INSTITUTO COORDENADAS DE GOBERNANZA Y ECONOMIA APLICADA

Institución de pensamiento e investigación de la interacción entre gobernanza y economía aplicada para avanzar en constructivo y en decisivo sobre el trinomio: bienestar social, progreso económico y sostenibilidad ambiental; en pleno entorno evolutivo sin precedentes desde finales del Siglo XVIII y principios del XIX con la revolución industrial. Fiel a sus principios fundacionales de independencia, apartidismo y pluralidad, el Instituto lidera proactivamente la fusión entre la esencia y la innovación de la liberalización económica, como mejor modelo de afrontar los retos presentes y futuros de país, de Europa y del mundo.

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