Terceiro arremete contra la economía clientelar

Foros, conferencias, 22 de septiembre de 2016

“La economía clientelar es uno de los principales problemas que tenemos a la hora de modernizar nuestra economía”. Tan rotunda crítica hacia el modelo capitalista procede de dentro del sistema, lo que la hace más valiosa y sugerente, si cabe. Su autor Jaime Terceiro, premio Rey Juan Carlos I de Economía y expresidente ejecutivo de Caja Madrid, que tuvo la entereza o el valor de hacer frente a los intereses políticos dominantes en la entidad, lo que le acabó por costarle el puesto. El marco, la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas de la que es miembro. La fecha, el día que la primavera daba paso al verano y quizá por ello los medios de comunicación no le prestaron ninguna atención.

Al calor de un debate vigente en el que se mezclan conceptos como política económica, crecimiento, pobreza y desigualdad, el catedrático arremetió con especial dureza contra lo que denominó “economía clientelar” consistente en “la utilización de la capacidad normativa y de gasto de las distintas Administraciones (local, autonómica y estatal) en beneficio de una o varias personas, empresas o grupos de interés, y en perjuicio de terceros, que generalmente son los ciudadanos”.

En su bien documentada conferencia, Terceiro no se cortó un pelo a la hora de denunciar los daños que provoca este modelo económico: generación de una verdadera aglomeración de injustificadas subvenciones y exenciones fiscales, casi nunca respaldadas por razones de equidad y eficiencia; pérdida de competitividad de la economía en su conjunto, favoreciendo a las empresas y actividades ya establecidas y poniéndole trabas de todo tipo a la innovación y a las empresas entrantes, e impedimento de llevar a cabo reformas estructurales.

Tras recordar que un gran indicador de la economía clientelar es el análisis de las numerosas normas y regulaciones que publica el BOE -99 decretos leyes entre 2011 y 2015, lo que representa el 45,2 % de toda la legislación parlamentaria- Terceiro no se reprimió a la hora de criticar lo chapucero, la poca calidad normativa y la falta de sosiego a la hora de redactar los textos, lo que tiene como consecuencia modificaciones en breves plazos que sufren estos contenidos y que son la evidencia empírica de que lo importante es atender a intereses particulares o de determinados grupos de presión.

Tras recordar que los dos sectores más conocidos por la presencia en ellos de la economía clientelar son el de las infraestructuras y el energético, a cuya disección dedicó buena parte de su intervención, con un resultado que no favorece en nada a las empresas que los conforman, el conferenciante Terceiro mantuvo con cierta acidez y sorna que el resultado de esos vicios ha sido un proceso de redistribución de renta a favor de los concesionarios y, en algunos casos, a favor de los constructores de la infraestructura. En el lado opuesto, los paganos son siempre los ciudadanos.

De la teoría a la praxis y tras recordar que los problemas por los que pasa la sostenibilidad de nuestro estado de bienestar no pueden justificar, por sí solos, la privatización o el desempeño privado de servicios tales como la educación y la sanidad, recalcaba que “la evidencia es muy grande respecto a la aparición de la economía clientelar en este tipo de decisiones (…) y con frecuencia los convenios y concesiones públicas que este proceso conlleva no responden más que a la capacidad de determinados grupos de presión y empresas de servicios concretas para inclinar la balanza en una u otra dirección”.

A partir de ahí estopa a unos y otros: AVE, aeropuertos, autopistas catalanas y autopistas radiales de Madrid, energía hidráulica, energías renovables, proyecto Castor o la construcción de edificios de hasta 249 metros de altura y 59 plantas en la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid en el Paseo de la Castellana, tras un sonrojante cambio de las normas urbanísticas, que incluso obligó a modificar en profundidad la ampliación del aeropuerto de Barajas, fueron el centro de sus críticas.

Florentino Pérez se convertía así en protagonista de la economía clientelar con dos frases lapidarias del conferenciante.

La primera referida al proyecto Castor, que según él es el típico elefante blanco, que en este caso ha generado una clara, y fácilmente cuantificable, transferencia de renta desde los consumidores a una empresa privada. Por el camino, además, se han fomentado las peores prácticas de gobierno corporativo en una empresa cotizada.

En la segunda, el ingeniero aeronáutico sentenciaba que no creía que hubiera capital alguna en el mundo en la que un club de futbol, o más bien sus representantes, tuvieran una capacidad tan desmedida para transformar el paisaje urbano de la ciudad y cambiar con ello, incluso, los muy medidos pasillos de aproximación y despegue de las aeronaves del aeropuerto madrileño.

Para terminar, un recuerdo a Keynes al recordar que la solución pasa por dotarnos de un marco institucional que diferencie entre empresarios y logreros.

Fuente: Tendencias del Dinero