Renfe es la locomotora del ferrocarril del futuro, un mercado sostenible, liberalizado y en crecimiento

El ferrocarril es el medio de transporte llamado a ganar más protagonismo en el futuro dentro del territorio europeo. Es más respetuoso con el medio ambiente que el avión y ofrece innegables ventajas, especialmente para la corta y media distancia. España ha demostrado, a través de Renfe, ser un líder mundial en la industria de la alta velocidad. Ahora, la compañía pública compite en un mercado liberalizado, como no podía ser menos en un entorno al alza que, lejos de lo que pueda parecer, supone un nuevo marco de oportunidades.

La vieja Renfe (y podríamos añadir “querida”; ¿por qué no?, pues todo el mundo atesora algún recuerdo relacionado con trenes), fundada en 1941, es hoy una moderna corporación que acaba de presentar su Plan Estratégico 2023-2028. En él, apuesta por una mejora de la competitividad, siempre con vocación de servicio público, pero afrontando escenarios de liberalización que requerirán, sin duda, avances en el modelo de gestión. En este sentido, se esperan importantes novedades en servicios comerciales, con incrementos en el número de viajeros y, por tanto, de los ingresos, a través del AVE y su línea low cost AVLO. A los planes de futuro corporativo se le unen unas perspectivas globales más que favorables.

El grupo que preside Raül Blanco se ha aplicado, con armas y bagajes, a mejorar la eficiencia de Renfe en un mercado con nuevos operadores. El presidente ha mostrado su convencida creencia en el ferrocarril como transporte del presente, pero, por encima de eso, del futuro, ya que la sostenibilidad medioambiental y su transparencia es una clave para todo negocio que quiera escalar. El ferrocarril es, con toda seguridad, el medio de transporte más limpio y eso le concede todas las papeletas para liderar los próximos tiempos. Renfe ya tiene la certificación ‘Carbono Neutro’ de AENOR para sus trenes eléctricos, no sólo de viajeros, sino también de mercancías. Un compromiso de eficiencia certificado por la principal autoridad en la verificación.

Por supuesto, está el eterno reto digital, que supone una transformación que no se detiene, ya que significa una permanente incorporación de todas las tecnologías punteras que mejoren la eficiencia, siempre al servicio del cliente. Sin embargo, esta transformación no sólo es informática, sino incluso cultural. El reto de la compañía es convertirse en un operador integral de movilidad y logístico, con todos los procesos de negocio digitalizados e integrados. Para ello, el grupo ha aprobado un presupuesto en digitalización de 70 millones de euros, la mayor inversión realizada en este apartado en la historia de la corporación.

Si antes hablábamos de futuro favorable, una de las grandes oportunidades constituye lo que parece ya una tendencia: la restricción de los vuelos para distancias cortas. Esta medida, tomada en aras de la sostenibilidad, apunta directamente al tren. La medida ya ha sido aprobada en Francia, y llega destinada a cumplir con los objetivos internacionales de reducción de emisiones. Se calcula que pueden verse afectados unos 5.000 vuelos anuales de un total de 200.000, un 2,5% de cuota, en el país vecino.

Una cifra importante, aunque no determinante, que revertiría casi íntegramente en el ferrocarril. O lo que es lo mismo: un pequeño paso en crecimiento de cifra de negocio para el tren, pero mucho mayor en reducción de huella de carbono. Esto último siempre debe ser celebrado. Está por ver que ocurre en España en este sentido, evidentemente, para realizar cálculos sobre impacto. Algunos estudios preliminares apuntan que, en caso de replicarse el modelo francés (trayectos con alternativas de alta velocidad y una duración igual o inferior a las 2,5 horas), los viajes afectados serían prácticamente todas las líneas de alta velocidad: Madrid-Barcelona, Málaga, Valencia, Alicante y Sevilla. PwC estima que ya ha habido un trasvase desde el avión al tren del 55% de los pasajeros y la tendencia podría ir al alza, por tanto.

Renfe es el principal operador ferroviario en alta velocidad en España, y tiene la mayor capacidad para afrontar ese trasvase de viajeros. Pero, tan importante como eso, está la intermodalidad, lograda gracias a la capilarización ya conocida del grupo ferroviario, que permite conectar la alta velocidad con media distancia, cercanías y otros medios de transporte urbano como ningún otro medio de transporte. Incluso es capaz de presentar novedades, como el acuerdo firmado con Costa Cruceros, que combina servicios de transporte ferroviario y marítimo.

Menos conocido para el público es el negocio de Alquiler, que, sin embargo, es una de las áreas de negocio estratégicas, junto a Viajeros, Mercancías, y Fabricación y Mantenimiento. Alquiler quiere ser otro vector de crecimiento y generación de negocio tanto a nivel nacional como internacional, ya que es un mercado en auge en toda Europa. En el lado de Mercancías, Renfe quiere un socio estratégico para aflorar mejores soluciones logísticas integrales.

No cabe duda de que el futuro trae algunos cambios y uno de ellos es, por un lado, un incremento de la colaboración público-privada y por otro, una entrada de la empresa pública en los mercados liberalizados, lo que conlleva, entre otras cosas, la internacionalización.

El concepto de empresa pública ineficiente y eternamente en pérdidas ha sido desterrado. Las corporaciones estatales pueden y deben ser rentables, competitivas y, a su vez, mantener intacta su vocación de servicio público.

Renfe es un claro ejemplo, y, sin duda, en los próximos tiempos veremos más casos similares de empresas públicas transformando su adn para adaptarse al mercado liberalizado.

SOBRE EL INSTITUTO COORDENADAS DE GOBERNANZA Y ECONOMIA APLICADA

Institución de pensamiento e investigación de la interacción entre gobernanza y economía aplicada para avanzar en constructivo y en decisivo sobre el trinomio: bienestar social, progreso económico y sostenibilidad ambiental; en pleno entorno evolutivo sin precedentes desde finales del Siglo XVIII y principios del XIX con la revolución industrial. Fiel a sus principios fundacionales de independencia, apartidismo y pluralidad, el Instituto lidera proactivamente la fusión entre la esencia y la innovación de la liberalización económica, como mejor modelo de afrontar los retos presentes y futuros de país, de Europa y del mundo.

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