China: El efecto mariposa
Análisis, 14 de enero de 2016
“El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo” (proverbio chino).
El año 2016 ha arrancado con un nuevo terremoto en las bolsas mundiales, cuyo epicentro está localizado en China, sobre cuya economía recaen fuertes dudas que tienen importantes efectos en la vertiente financiera de la economía global y que tienen su explicación.
El primer lugar, la continuada salida de capitales que viene sufriendo China desde mediados de 2014 se ha intensificado en la segunda mitad de 2015, debido tanto a la salida de capital residente como a la reducción de su posición deudora en divisas por parte de las empresas chinas, como respuesta a la percepción de un cambio en la gestión del tipo de cambio por parte de las autoridades y las expectativas de nuevas depreciaciones en el renminbi.
En segundo término, las intervenciones del Banco Popular de China en estos últimos meses para contener la depreciación del renminbi, han conllevado una reducción importante del nivel de reservas en divisas del país. Estas han caído a 3,33 billones de dólares a finales de 2015 (tras bajar en 87 y 108.000 millones de dólares en noviembre y diciembre respectivamente), su nivel más bajo en tres años.
Pero el alcance de las turbulencias en China se extiende globalmente:
- Una depreciación continua del renminbi (que ha caído a su nivel más bajo en cinco años frente al dólar, pero sólo está en mínimos de cinco meses en la cesta de monedas que monitoriza el Banco Popular de China) pone presión para que otras economías asiáticas devalúen sus monedas y así puedan mantenerse competitivas.
- En Latinoamérica, la mayor aversión al riesgo hacia los países emergentes, el endurecimiento de las condiciones financieras y la debilidad de los precios de las materias primas han deteriorado las perspectivas de crecimiento, creando una fuerte presión depreciatoria sobre sus monedas y repercutiendo negativamente en las entradas de capital privado no residente.
- En los países avanzados, la caída de los precios de las materias primas y la debilidad de las divisas de los países emergentes está acarreando efectos desinflacionistas, mientras que el impacto sobre el crecimiento económico sería limitado (y concentrado en la industria exportadora) si el shock de confianza en la bolsa es transitorio.
Los acontecimientos de la última semana, en última instancia, hacen temer a los inversores que la situación en China pueda ser más frágil de lo que se creía. Por este motivo, la credibilidad de las autoridades a la hora mantener una senda de crecimiento que no implique un aterrizaje forzoso, es esencial para devolver la confianza hacia la economía china. Los pasos hacia la flexibilización del tipo de cambio y la liberalización en el mercado bursátil son positivos, si bien las autoridades chinas tienen que vigilar con cuidado su implantación en el actual contexto de desaceleración económica para controlar los episodios de volatilidad en los mercados financieros.