
Geopolítica versus Geoeconomía: el caso de Groenlandia
GEOPO, nuevos análisis sobre temas de geopolítica internacional, 24 de abril de 2025
El territorio autónomo de Groenlandia figura en las prioridades geopolíticas de la nueva administración estadounidense. Donald Trump incluso ha llegado a aseverar que priorizará la anexión de dicha isla por las buenas o por las malas, generando la lógica preocupación en el Reino de Dinamarca, que la administra, y en la Unión Europea.
Todo sea por la estrategia
La batería de argumentos que sustentan la demanda de la Casa Blanca presenta un denominador común: la importancia del valor geoestratégico del enclave en un contexto de pugna crucial por la preservación de la hegemonía global estadounidense y occidental.
De una parte, cabe significar su valor económico potencial. El derretimiento del hielo en curso podría facilitar la extracción de los enormes recursos minerales de la región. En un estudio de 2008, el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) asumió que alrededor del 30 por ciento de las reservas de gas natural no descubiertas del mundo y el 13 por ciento de las reservas de petróleo se encontraban en el Ártico. Groenlandia, además, tiene importantes depósitos de tierras raras, necesarias para la producción de productos de alta tecnología, como teléfonos inteligentes, motores eléctricos y baterías. En el Ártico también hay metales, diamantes, carbón y uranio. Sin embargo, a modo de moderación de estas ínfulas extractivas, lo cierto es que, a día de hoy, la explotación de estos yacimientos plantea considerables dificultades, pues debe realizarse en condiciones climáticas extremas y requiere una logística que, al menos por el momento, apenas existe. En Groenlandia, algunos yacimientos han demostrado no ser tan viables comercialmente como se suponía originalmente.
Es por ello que, aun reconociendo la trascendencia de esa dimensión, el valor geopolítico prima sobre cualquier otro. Y ahí, primordialmente, deben destacarse dos aspectos. En primer lugar, la competencia por las rutas comerciales. Los rompehielos chinos llevan años cruzando el Ártico ensayando nuevos pasos, una estrategia que combina con el acercamiento a países limítrofes como Rusia o la propia Dinamarca. Según el Instituto Alfred Wegener de Investigación Polar y Marina, la región ártica se está calentando cuatro veces más rápido que el resto del planeta y esto alienta la creación de nuevas rutas con importantes impactos comerciales.
En segundo lugar, en lo militar, El Ártico también ofrece un considerable interés en lo propiamente castrense. Dado que se trata de la ruta más corta entre Rusia y América del Norte, los hipotéticos misiles también sobrevolarían esta zona en caso de un ataque ruso. En la base aérea de Thule, rebautizada como base espacial Pituffik hace casi dos años, Estados Unidos opera un sistema de alerta temprana para posibles ataques con misiles desde Rusia u otras áreas. También sirve como estación de suministro y reabastecimiento de combustible para aviones estadounidenses y de la OTAN.
La doble factura de Europa
Trump reclama a Europa que asuma los costes de su seguridad pero no parece confiar en ella para garantizar la estabilidad y protección de Groenlandia. El temor a una abrumadora interferencia, sin complejos, de Washington, en la vida política groenlandesa para inclinar la balanza hacia los intereses de la Casa Blanca, se antoja un escenario más que verosímil a la vista de la reciente visita a la isla del vicepresidente JD. Vance.
En 2019, el presidente Donald Trump expresó interés en comprar Groenlandia, lo que fue rechazado rotundamente por Dinamarca. La UE no tuvo un papel directo en esa situación, ya que la relación de Groenlandia con la UE es limitada desde que se retiró de la Comunidad Económica Europea en 1985.
Ahora, como tal, la UE no se ha prodigado en expresiones de repulsa como si ha hecho en otras ocasiones, cuando esas interferencias afectaban a otros actores. La OTAN, bajo el mandato del europeo secretario general Mark Rutte, un tanto “mudo”, no ha resuelto con la más elemental holgura el mínimo decoro exigible.
La UE ha mantenido su respaldo a la integridad territorial de sus Estados miembros y territorios asociados, lo que implícitamente significaría apoyo a Dinamarca en este asunto. Esa defensa de kla integridad territorial constituye también una base conceptual firme para el logro de la paz en Ucrania.
Además, Groenlandia, mantiene vínculos con la UE a través de acuerdos económicos y de cooperación. Bruselas ha mostrado interés en la región ártica, especialmente por su importancia geopolítica y recursos naturales, lo que podría interpretarse como una oposición indirecta a cualquier intento de anexión por parte de EE.UU.
Washington ha apelado a la memoria de la II Guerra Mundial invocando una especie de derecho moral basado en la defensa de Europa que ahora los continentales debieran aceptar y reconocer. Es un razonamiento peligroso ya que bien pudiera servir a Rusia para justificar hipotéticas ambiciones territoriales basadas en el papel desempeñado en la liberación de Europa del nazismo por las tropas del eército rojo.
La demanda de Trump sobre Groenlandia es inseparable del desprecio expresado por la UE desde el inicio de este su segundo mandato. ¿Cuánto de ello tiene que ver con la queja y desafección europea manifestada en su primer ejercicio y cuánto responde a la nostalgia de un dominio que empieza a manifestar grietas significativas?
¿Qué piensa Groenlandia?
Los ciudadanos de Groenlandia reaccionaron mayoritariamente con rechazo y escepticismo ante la nueva demanda de Donald Trump, más aun si se sustenta en el recurso a la fuerza. Hay en ello inocultables factores relacionados con el sentimiento de orgullo e identidad nacional. De hecho, ven la idea como una falta de respeto hacia su autonomía, su propio gobierno y parlamento, y muchos ciudadanos aspiran a una independencia total en el futuro. La idea de ser comprados o conquistados por EE.UU. es considerada ofensiva.
Por su parte, los líderes groenlandeses han reiterado por activa y por pasiva que Groenlandia no está en venta y todos coinciden en que cualquier decisión sobre el futuro de la isla debe ser tomada por su propia población.
Por las buenas, EEUU no lo tiene fácil en virtud de la desconfianza bilateral reinante. Los groenlandeses guardan mal recuerdo de la historia de la base militar estadounidense en Thule, donde en los años 50, EEUU desalojó por la fuerza a varias comunidades inuit para expandir sus instalaciones. Esto dejó una huella negativa en la relación con EEUU.
Ello no obsta para que efectivamente exista un espacio para la colaboración en función del interés compartido en el desarrollo económico. El rechazo general a la idea de ser "comprados", debe equilibrarse con la exploración de la posibilidad de fortalecer relaciones económicas, especialmente en infraestructura y comercio.
Pero la premisa de todo ello es que los groenlandeses valoran su autonomía y prefieren avanzar hacia la independencia de Dinamarca en sus propios términos, sin ser absorbidos por otra potencia.
SOBRE EL INSTITUTO COORDENADAS DE GOBERNANZA Y ECONOMIA APLICADA
Institución de pensamiento e investigación de la interacción entre gobernanza y economía aplicada para avanzar en constructivo y en decisivo sobre el trinomio: bienestar social, progreso económico y sostenibilidad ambiental; en pleno entorno evolutivo sin precedentes desde finales del Siglo XVIII y principios del XIX con la revolución industrial. Fiel a sus principios fundacionales de independencia, apartidismo y pluralidad, el Instituto lidera proactivamente la fusión entre la esencia y la innovación de la liberalización económica, como mejor modelo de afrontar los retos presentes y futuros de país, de Europa y del mundo.
NOTA DE INTERÉS: La información de este comunicado de prensa es un resumen de interés público proveniente de trabajos de análisis e investigación; de grupos y sesiones de trabajo de expertos y/o producción de artículos científicos del Instituto Coordenadas para la Gobernanza y la Economía Aplicada. Los papeles de trabajo y documentos originales y completos son de uso interno y de titularidad exclusiva del Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada.