listas espera actividad asistencial no COVID-19

Alerta del riesgo de un nuevo colapso sanitario si no se reactiva de manera inmediata la actividad asistencial no COVID-19

Análisis, 24 de abril de 2020

La pandemia del COVID-19 ha generado estragos en la valoración de nuestro sistema público sanitario, hasta ahora considerado como uno de los mejores del mundo. Con más de 22.000 fallecidos y 210.000 personas infectadas por el coronavirus, España  encabeza el efecto negativo de esta crisis sanitaria mundial.

El Sistema Nacional de Salud, con un mando único en manos del Ministerio de Sanidad tras el decreto del Estado de Alarma del Gobierno, pero con 17 mecanismos autónomos de ejecución bien diferenciados, ha centrado sus esfuerzos en atajar los efectos devastadores de la pandemia, suspendiendo toda la actividad quirúrgica no urgente, a la vez que se han desprogramado todas las consultas especializadas.

Un parón que triplicará, según estiman los analistas del Instituto Coordenadas, las ya abultadas listas de espera para ser atendido por la sanidad pública. Unas listas que, según los últimos datos oficiales del Ministerio de Sanidad de junio de 2019, batieron un nuevo record alcanzando los 671.494 pacientes en lista de espera, con el 15,8% con esperas por encima de los seis meses, la cifra más alta desde 2003.

Una situación insostenible que, una vez superado el colapso sanitario de las primeras semanas, exige de medidas urgentes que garanticen la seguridad de profesionales y pacientes, pero que permitan reactivar de manera inmediata la actividad asistencial “no COVID-19”, para evitar un segundo colapso del Sistema Nacional de Salud, según resalta el análisis del Instituto Coordenadas.

Los datos de las Comunidades Autónomas reflejan la capacidad de afrontar la desescalada hospitalaria con zonas “limpias” para hacer frente a las necesidades sanitarias más allá del coronavirus. El aplanamiento de la curva de contagios ha estabilizado la tasa de hospitalizaciones y de entrada en UCIs, que ya está por debajo del 2%. Los hospitales de campaña como el de IFEMA, en Madrid, el de ls Fira de Barcelona, junto a  Bellvitge, tienen la perspectiva de convertirse en centros hospitalarios monográficos para tratar a pacientes de COVID-19 y poder destinar las camas en los hospitales a las patologías comunes. Estos pabellones hospitalarios van a convertirse en balón de oxígeno de los hospitales para recuperar su actividad más allá del coronavirus.

Para Jesús Sánchez Lambás, Vicepresidente Ejecutivo del Instituto Coordenadas “la batería de medidas para combatir el coronavirus llega en un momento en que las listas de espera están en máximos incompatible con el derecho constitucional a la salud. Las necesidades sanitarias de los pacientes no COVID-19 no pueden seguir en estado de hibernación. Es urgente acondicionar y dejar limpio de coronavirus buena parte del sistema sanitario para poder reactivar una actividad sanitaria post-Covid”.

Sociedades médicas en estado de alerta

Desde el Instituto Coordenadas destacan además que muchos pacientes con patologías agudas o crónicas han dejado de acudir a los centros hospitalarios ante el temor de contagiarse del coronavirus, provocando situaciones de grave riesgo e incluso fallecimientos.

Una situación de la que están alertando las principales sociedades médicas especializadas, como la Sociedad Española de Cardiología, área que se ha visto gravemente afectada por el coronavirus y que, a través de una encuesta en 71 servicios cardiológicos de todas las autonomías, ha constatado que se han realizado un 57% menos de angioplastias desde que se decretó el estado de alarma. Una situación que evidencia la gravedad de que muchos pacientes con infarto de miocardio hayan aguantado y padecido infartos en sus domicilios acudiendo a las urgencias hospitalarias cuando el daño ya ha impactado de forma severa al alejarse de los estándares de eficacia de los tratamientos cuando se actúa en los primeros momentos del episodio.

Las consultas neurológicas también se han diezmado a causa de la pandemia. Prácticamente han cerrado y los pacientes con enfermedades serias, como epilepsias o parkinson, recurren a la atención telefónica u otros sistemas de telemedicina. La Sociedad Española de Neurología (SEN) ha llevado a cabo un estudio en todas las comunidades que constatan una reducción de más del 30% de ingresos hospitalarios por infartos cerebrales y poniendo de manifiesto el riesgo que conlleva.

Por su parte, desde la Sociedad Española de Diabetes señalan la relevancia de que los pacientes con esta enfermedad estén controlados mientras que desde el ámbito oncológico también se destacan las disfunciones que se han generado en los tratamientos de los pacientes, especialmente en los retrasos y las interrupciones de algunas pruebas y procedimientos programados que pueden tener consecuencias muy graves en el desarrollo clínico de estos pacientes.

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