Continúa la histeria bursátil

Artículos, 18 de mayo de 2016

Transcurridos cerca de cinco meses de 2016 y tras coquetear con el índice 10.000, la bolsa española cerraba la semana pasada en los 8.700 puntos con lo que acumula una caída del 9% en lo que va de año, demostrando que el parqué se ha convertido en la expresión más fiel de la falta de confianza del mundo del dinero, siendo la confianza un concepto demasiado etéreo en donde se mezclan factores no siempre demasiado sólidos y que ha hecho exclamar a un analista que “quien afirme entender la evolución del mercado probablemente se sobrevalora”.

La realidad es que cualquier cosa sirve para entrar en el errático carrusel de ida y vuelta cuyo objetivo casi único es tomar beneficios tras el más mínimo rebote continuado, dinamitando el viejo concepto que enfatizaba que la Bolsa era un mercado en donde el elemento básico era el largo plazo. Hoy, los ciclos cortos, los microciclos, acaban imponiéndose.

Hoy, el clima de los mercados de renta variable se mueve por eventos en muchas ocasiones inconsistentes, aunque algunos analistas tratan de elevar a categoría algo que nunca debería pasar de una anécdota como puede ser “la mala calidad” del último superávit comercial de China o el incendio de Alberta. Ambos asuntos parecen ser suficientes motivos para que se deshagan violentamente posiciones en las bolsas de medio mundo, incluida la española.

A partir de ahí, la lista de argumentos en donde se refugian quienes tratan de dar una explicación racional a la evolución del mercado, es extensa y partiendo de factores de fondo como las dudas sobre la solidez de la actual recuperación económica y la calidad y sostenibilidad de los resultados empresariales, en el argumentario, se mezclan, a conveniencia, las debilidades de la expansión americana que demostraría que los planes de la Fed de ir subiendo tipos poco a poco podrían no ser realistas hasta la desaceleración en Brasil y China, más severa de lo inicialmente descontado.

Todo es causa y motivo para recelar:

  • El siempre desestabilizador asunto de Grecia.
  • La cumbre ordinaria de la OPEP en junio en donde se pueden plasmar los desacuerdos existentes que generarían una mayor producción en mercado. Y mientras el petróleo no se estabilice, las bolsas tampoco lo harán.
  • El impredecible resultado de referéndum sobre el Brexit en junio.
  • Las elecciones en España de junio.
  • Las elecciones norteamericanas en noviembre.
  • Los países emergentes.
  • El efecto rebaño.

Sea como sea, el aumento en la aversión al riesgo y la desconfianza continúa campando por sus respetos y todo argumento es bueno para justificarlo. El problema es que éste no resulta fácil de reducir o anular en un mundo en donde las incertidumbres reales o ficticias están presentes.

Fuente: Tendencias del Dinero