La historia de éxito de Sacyr

Artículos, 01 de junio de 2016

El próximo 26 de junio, día en el que la iglesia católica celebra la festividad de san Jose María Escrivá, fundador del Opus Dei, el gobierno y la autoridad competente panameña, inaugurarán la ampliación del Canal de Panamá en la que ha estado trabajando durante seis años un consorcio de empresas liderado por la española Sacyr y del que forman parte también la italiana Impregilo, la belga Jan de Nul y la local CUSA. La fecha que comporta el homenaje no es, en ningún caso fortuita y ha sido fijada, al más alto nivel, por Panamá.

Diez años después de que los panameños aprobaran en referéndum el proyecto de expansión del Canal, consistente en la construcción de dos complejos de esclusas –una en el Pacífico y otra en el Atlántico- de tres niveles, con 427 metros de largo, 55 metros de ancho y 18,3 metros de profundidad, la colosal obra ha finalizado y ello va a permitir, no solo duplicar la capacidad de carga de la via marítima hasta los 600 millones de toneladas al año, sino incrementar sustancialmente la caja que recauda anualmente el estado panameño por esta actividad y que al día de hoy supera los 1.050 millones de dólares anuales.

La complejidad y dimensiones de la obra pasaran a la historia de la ingeniería y será esa misma historia la que valore el difícil y agresivo entorno, tanto geográfico como climático, en el que se desarrolló la ejecución de las mismas; el sorprendente mundo de la relaciones laborales de la republica centroamericana con unas ratios de productividad imposibles de asumir para un occidental, o las casi siempre tensas y duras relaciones con las autoridades panameñas que en algún momento merecerían la edición de un libro.

Pese a todo, la ampliación del Canal de Panamá es una historia de éxito, como gusta de calificar el presidente de Sacyr, Manrique, y el final de las obras es mucho más un hito histórico que los desencuentros y los conflictos que ha llevado aparejada una obra de estas colosales dimensiones, entre los que sobresalen los sobrecostes registrados y que ha propiciado las reclamaciones y los recursos reglamentarios que irán resolviendo las instancias internacionales, en donde han sido presentados.

A quienes conocen el mundo de la obra civil, no les son ajenos las desviaciones presupuestarias, las ampliaciones de plazos, los incumplimientos de todo tipo o las reclamaciones ante los organismos internacionales pertinentes y, sin ir más lejos, próximo a la desembocadura atlántica del canal, se da un caso digno de estudio en la construcción de un puente, cuyo contrato fue ganado en su momento por los franceses y cuyo ritmo de ejecución es motivo de permanente queja. Siempre suele haber una causa o una razón.

Lejos del cainismo propio de estas tierras, lo cierto es que la ampliación del Canal de Panamá y el liderazgo ejercido por una empresa española como Sacyr, deja una herencia de desafíos superados y de logros que tendrán su repercusión en la evolución futura de la sociedad, no en vano ahí quedan, tras seis años de vida de ejecución, aspectos tales como la coordinación de equipos multidisciplinares de diversa nacionalidad e idioma compuestos por más de 10.000 personas; el despliegue de maquinaria y equipos en condiciones difíciles; el ritmo de hormigonado; el hacer frente a estructuras sísmicas geotécnicas e hidráulicas activas; el conseguir una durabilidad (100 años) en el diseño y fabricación del hormigón; la optimización del diseño de las armaduras en el hormigón estructural o el diseño de elementos electromecánicos como compuertas, válvulas, elementos de movilización y control de montaje de las mismas, independiente del programa de hormigones.

Fuente: Tendencias del Dinero