Identificar las tendencias y factores críticos es clave para entender hacia dónde se dirige este crucial tablero de la soberanía digital. Hasta cinco escenarios principales se podrían identificar:
1. La fragmentación acelerada ("Splinternet")
Esto supondría la división de internet en esferas de influencia con reglas, estándares y servicios diferentes. Tendríamos un Bloque Occidental (liderado por EEUU y la UE, con reglas de flujo de datos "de confianza"), un Bloque Chino (aislado y controlado), y un "Sur Global" en disputa (países como India, Brasil, Nigeria, que navegarán entre bloques según su interés). En este contexto, una startup europea tendría que desarrollar su app en una versión para la UE (cumpliendo GDPR y GAIA-X), otra para China (sin Google Services, adaptada a WeChat) y otra para EEUU.
2. La soberanía se vuelve "granular" y por sectores
Sugiere un escenario en el cual desaparecen los "datos en general", siendo sustituidos por la preservación de una soberanía específica para los datos más sensibles. Esto implicaría la plasmación de normas específicas según temática. Es el caso, por ejemplo, de datos genómicos y de historiales médicos, en materia de salud; o de inteligencia y contratistas militares, en defensa; o de transacciones y pagos, en el orden de las finanzas.
El punto de partida es la consideración como activo estratégico de los modelos de lenguaje grande (LLMs) entrenados con datos públicos, apelando a una IA gubernamental.
3. La tecnología como garante de la soberanía
El cifrado y la computación confidencial dejarían de ser una opción para convertirse en un requisito. En este supuesto, las empresas usarán "enclaves de computación confidencial" de forma predeterminada para procesar datos sensibles en cualquier nube, haciendo técnicamente imposible que el proveedor acceda a ellos. La soberanía se implementará en el código, no solo en los contratos.
4. La Guerra Fría por los estándares técnicos
La batalla más importante no será por los mercados, sino por quién define las reglas técnicas del futuro. Y ahí se libra una implacable lucha entre los estándares abiertos (UE), promovidos por GAIA-X y similares, enfocados en interoperabilidad y derechos; los estándares "de facto" (EEUU), impuestos por el dominio de mercado de sus plataformas; y, por último, los estándares estatales (China), desarrollados internamente y exportados a terceros a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
5. El Ascenso de la "Diplomacia de Datos"
En este supuesto, los acuerdos internacionales ya no serán sobre comercio de bienes o servicios, sino también sobre flujo de datos. Ello propiciaría la proliferación de "áreas de flujo de datos de confianza" (como el marco UE-EEUU o el CPTPP en Asia), que funcionarán como bloques digitales. La capacidad de un país para firmar estos acuerdos determinará el carácter de su integración económica.
Factores de éxito o fracaso
Estas son las variables que separarán a los ganadores de los perdedores en la próxima década.
En lo estrictamente tecnológico, un asunto clave es la autonomía en semiconductores. Tener a disposición una cadena de suministro segura de chips de última generación (como TSMC en Taiwán, o los esfuerzos de EEUU y la UE con la normativa sobre chips) evita depender de un adversario geopolítico (el mayor punto débil de China y, en menor medida, de Europa).
Otro elemento a considerar en este ámbito es el liderazgo en computación cuántica e IA por cuanto ser de los primeros en lograr una ventaja cuántica práctica (que rompería todo el cifrado actual) o dominar los modelos de IA fundamental, alejaría la hipótesis de quedarse atrás en la carrera de la IA convirtiéndose en un mero consumidor de tecnología extranjera.
En términos económicos y de ecosistema, un elemento determinante a considerar es la escala del mercado y la capacidad de atracción de talento. Indudablemente, tener un mercado interno grande y atractivo (como EEUU, la UE o China) para escalar tecnologías y atraer/retener a los mejores cerebros del mundo es un activo vital. De esta forma, se puede evitar la "fuga de cerebros" y la incapacidad de crear empresas tecnológicas globales.
Es igualmente importante la resiliencia de la cadena de suministro digital ya que resulta vital tener control sobre la cadena de valor completa, desde el diseño de software hasta el ensamblaje de hardware y los minerales críticos (tierras raras). Esto es fundamental para evitar ser vulnerable a interrupciones en cualquier eslabón de esta cadena.
En lo político y regulatorio, lograr el equilibrio entre seguridad e innovación es un imponderable nada fácil de lograr. Encontrar el punto óptimo será siempre una ardua tarea. Una regulación demasiado laxa (como acontece en partes de EEUU) erosiona la confianza y la soberanía; una regulación demasiado rígida (como en China o, potencialmente, la UE) ahoga la innovación. Es evidente el riesgo de caer en un autoritarismo digital que aisle al país, o en un libertarismo digital que lo haga dependiente.
También se debe tener presente la capacidad para formar alianzas estratégicas. En este sentido, la UE está demostrando el poder de la "soberanía colectiva". Ningún país europeo por sí solo puede competir con EEUU o China, pero como bloque sí. La capacidad de un país para crear o unirse a "clubes digitales" será crucial.
En lo social, la confianza es una destacada ventaja competitiva. Ser percibido como un actor de confianza que respeta la privacidad y los derechos digitales supone un plus nada desdeñable. Esta es la gran apuesta de la UE. Si los ciudadanos globales prefieren sus servicios "porque son más seguros", ganarán.
Pronóstico
El éxito o fracaso de la UE se decidirá en una sola cosa: ¿puede convertir su poder normativo en poder tecnológico real? Es decir, ¿podemos crear empresas que compitan con los GAFAM y BATX, o solo seremos los grandes "reguladores" del mundo?
La soberanía digital será, en última instancia, un juego de equilibrios: entre apertura y control, innovación y seguridad, eficiencia global y autonomía estratégica. Quien mejor logre estos equilibrios, liderará el futuro.
SOBRE EL INSTITUTO COORDENADAS DE GOBERNANZA Y ECONOMIA APLICADA
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