La demanda interna va como un tiro

Análisis, 24 de julio de 2015

El proceso de ajuste o saneamiento de las cuentas de las familias españolas está dando sus frutos como lo demuestra el hecho de que los llamados activos financieros de los hogares españoles -dinero en efectivo, depósitos, acciones, y valores en renta- se elevaban, al concluir el primer trimestre de 2015, a 2,050 billones de euros, mientras que sus deudas alcanzaban los 803.322 millones de euros, lo que viene a significar que la diferencia entre ambos o lo que es lo mismo, la riqueza financiera neta de las familias españolas, se elevó a los 1,247 billones de euros en el primer trimestre del año, lo que supone un 12,9% más que en el mismo periodo del año anterior. ¿La explicación?: la contracción del crédito y la tendencia al ahorro de los hogares.

Con estos datos del Banco de España, no puede sorprender que el crecimiento de la economía española se sigua apoyado en una relevante expansión de la demanda privada y, dentro de ésta, del consumo y la inversión en construcción.

Así, las ventas minoristas, en opinión de ciertos analistas, indican que el gasto familiar se inclina mayoritariamente a la compra de bienes de uso discrecional, detectándose incrementos en todas las categorías de comercio al por menor.

Mientras las ventas se aceleran, la vuelta de la inflación a terreno positivo ayudará a apuntalar las cuentas de resultados de buen número de empresas, mientras que no debe suponer un especial deterioro de la capacidad de consumo de las familias, siempre y cuando el incremento de los precios sea modesto.

Hasta el momento, lo es, como lo demuestra la tasa de variación anual del IPC que en junio fue del 0,1%, 3 décimas superior a la del mes anterior, lo que sitúa a la inflación acumulada en los primeros seis meses del año en el 0,9%. Con el leve incremento de junio, se da por finalizado el mayor periodo de retroceso en los precios de bienes y servicios de consumo desde hace, por lo menos, cincuenta años, si bien, pocos se aventuran a apostar porque el cambio sea definitivo.

Pese a que durante los próximos trimestres se espera un crecimiento del PIB más moderado de lo inicialmente previsto, en la medida en que efectos transitorios positivos, como la estabilización del euro o la política expansiva del BCE, se vayan diluyendo, aparecen otros en el horizonte como la desaceleración en China, el acuerdo con Irán y la capacidad de resistencia de los productores de gas de esquisto, que están provocando un significado descenso del precio del petróleo. En este escenario, algunos analistas apuestan por que la inflación media en España pueda caer en 2015 del -0,2% al -0,4% por lo que se prolongaría la mejora del poder adquisitivo de los hogares, lo que podría limitar la suave desaceleración del PIB que se prevé para el último semestre del año.

Fuente: Tendencias del Dinero