El pacto con Reino Unido para abandonar la Unión Europea ofrece una salida racional -y no un final caótico- a un divorcio que ha sacudido el proyecto de siete décadas de forjar una sólida unidad europea sobre las ruinas de la Segunda Guerra Mundial. Cabe reconocer, por tanto, que la pérdida de un socio significativo no es motivo alguno de celebración. Aún así, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, aseveró que el compromiso alcanzado servirá para regular las relaciones comerciales y de seguridad a partir de 2021.

"Es el momento de pasar página y mirar al futuro", dijo Úrsula Von der Leyen, agregando que Reino Unido "sigue siendo un socio de confianza". Un grupo de expertos convocados por el Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada ha analizado los escenarios inmediatos que planeta la salida británica tanto desde la perspectiva comunitaria como desde la que se puede observar desde el lado británico. Desde el lado comunitario queda claro que se han logrado los objetivos de aranceles cero, cuotas cero y dumping cero, asegura el primer análisis del Instituto Coordenadas.

A la luz del tratado comercial, la UE ofrece a su ex socio un acceso inédito sin aranceles ni cuotas para su inmenso mercado de 450 millones de consumidores, pero esa apertura irá acompañada de estrictas condiciones. En primer lugar, que las empresas del Reino Unido deberán respetar un número de normas que evolucionarán con el paso del tiempo en materia de medioambiente, derechos laborales y fiscales, para evitar cualquier competencia desleal. Estas salvaguardas deben garantizar que Gran Bretaña no socave injustamente los estándares del bloque.

Además, sobre los derechos pesqueros, el último escollo en las negociaciones, el acuerdo da a los pescadores europeos el acceso a las aguas británicas durante un periodo transitorio de cinco años y medio, hasta junio de 2026. Durante su vigencia, la UE renunciará a un 25% de su cuota anual en aguas británicas, valorada en unos 650 millones de euros anuales (800 millones de dólares). La UE promete ayudar a este sector, considerado el “gran perdedor” del acuerdo, aunque el pacto fue presentado como “equilibrado”.

Para Bruselas, el objetivo clave de la Unión de mantener una zona de libre comercio —de mercancías— con la isla, basada en el triple lema “aranceles cero, cuotas cero y dumping [competencia desleal] cero”, se habría cubierto sobradamente, reitera el análisis del Instituto Coordenadas. Importa recordar que la UE mantiene desde 1999 un continuo superávit comercial con Reino Unido, que en 2019 alcanzó los 100.000 millones de euros a favor de los 27, para saber quién sale más beneficiado de un estatuto próximo al statu quo.

La UE representa casi la mitad del comercio exterior británico y a partir de ahora formarán dos mercados separados, dos espacios regulatorios y legales diferentes, y eso creará barreras al intercambio de bienes y servicios. Como señaló Dharshini David, corresponsal de Economía de la BBC, el Brexit va a implicar un aumento en formalidades burocráticas (formularios, chequeos, etc.) que deberán pasar las mercancías. Y todo eso se calcula que le puede costar a los británicos miles de millones de euros.

El jefe negociador de la UE, Michel Barnier, ha querido destacar la fuerte demostración de unidad de todos los estados de la UE y de los grupos dentro del Parlamento Europeo, siempre al tanto de los acontecimientos a lo largo de las tortuosas negociaciones. Incluso el intento de última hora de utilizar el asunto de la pesca para enemistar a franceses (inquietos por su presencia en los caladeros británicos) y alemanes (preocupados por la automoción) se saldó con la negativa concertada de Ángela Merkel y Emmanuel Macron a atender las llamadas de Boris Johnson para puentear así a los negociadores de la Comisión. Esta sintonía bien pudiera ser el síntoma de algo más profundo: el fin del divide et impera practicado por Londres durante siglos para frustrar la emergencia de un poder hegemónico europeo, señalan los expertos del Instituto Coordenadas en su análisis.

Aunque la retirada del Reino Unido de la Unión Europea es una pérdida innegable, la ruptura con un socio desconfiado y difícil también puede ser una oportunidad única para la UE. Cierto que significa la exclusión de su segunda mayor economía y de una potencia nuclear, pero también retira de escena a un actor tradicionalmente escéptico respecto a una integración europea más profunda. La UE pierde su principal poder militar y de inteligencia, el 15% del PIB, una de las dos principales capitales financieras del mundo y un defensor de los mercados libres que había actuado como un importante freno a las ambiciones de Alemania y Francia. Pero el Reino Unido siempre ha ocupado un lugar especial: se ha mantenido al margen de muchas políticas de integración (acuerdos de Schengen sobre la libre circulación, la moneda única) y se ha opuesto ferozmente a cualquier proteccionismo en materia comercial, en particular con respecto a China o Estados Unidos.

En materia de defensa, el Reino Unido nunca ha estado a favor del surgimiento de una seguridad europea autónoma. Siempre ha defendido el papel central de la OTAN, a la que seguirá perteneciendo aunque ahora esté totalmente fuera de la UE. Por otra parte, con seguridad, la conclusión del acuerdo sobre el plan de recuperación pospandemia, que crea una deuda común, habría sido sin duda mucho más difícil con el Reino Unido dentro de la Unión Europea. Y en materia de política exterior, en plena reivindicación de la “autonomía estratégica” europea, es improbable que Londres se aleje de las posiciones europeas en importantes temas internacionales, como el programa nuclear iraní o la relaciones con Rusia y Medio Oriente. Por tanto, Londres querrá seguir teniendo una "relación especial” con Francia y Alemania, y estos tampoco querrán quebrar esa relación.

En la era post-Brexit, la UE tiene una oportunidad para reformarse y funcionar mejor, indican los analistas del Instituto Coordenadas. La conclusión de esta peculiar saga, no obstante, deja cabos sueltos. Y uno de ellos que interesa particularmente a España es Gibraltar, lo cual suscita varias inquietudes, en especial, la de convertirse en una frontera complicada que podría ocasionar problemas para los trabajadores, turistas y para las conexiones de empresas grandes en ambos lados.

España tuvo éxito en convencer a la UE que separara el tema de Gibraltar de las negociaciones más grandes sobre el Brexit. Esto significa que Madrid se está haciendo cargo de todas las negociaciones directamente con sus contrapartes en Gibraltar y Londres. La ministra de Exteriores, Arancha González, ha recordado que más de 15.000 personas viven en España y trabajan en Gibraltar, lo que representa alrededor del 50% de la mano de obra del territorio británico. Los aproximadamente 34.000 habitantes de Gibraltar estaban en contra de que Gran Bretaña abandonara la Unión Europea. En el referendo celebrado en 2016 sobre el Brexit, el 96% de los votantes en Gibraltar estuvieron a favor de permanecer en el bloque comunitario.

SOBRE EL INSTITUTO COORDENADAS DE GOBERNANZA Y ECONOMIA APLICADA

Institución de pensamiento e investigación de la interacción entre gobernanza y economía aplicada para avanzar en constructivo y en decisivo sobre el trinomio: bienestar social, progreso económico y sostenibilidad ambiental; en pleno entorno evolutivo sin precedentes desde finales del Siglo XVIII y principios del XIX con la revolución industrial. Fiel a sus principios fundacionales de independencia, apartidismo y pluralidad, el Instituto lidera proactivamente la fusión entre la esencia y la innovación de la liberalización económica, como mejor modelo de afrontar los retos presentes y futuros de país, de Europa y del mundo.

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