La Alianza de Civilizaciones (UNAOC, en sus siglas en inglés) constituye una de las iniciativas políticas de alcance global más innovadora de las dos últimas décadas. Su marca de origen remite a España. Pese a ello, internamente, lejos de celebrarla, en ocasiones se ha visto lastrada por los límites de un debate político capaz de erosionar hasta las propuestas que debieran concitar los más amplios consensos y ser consideradas “de país”. Es hora de modificar tal estado de cosas y apostar por el firme relanzamiento de la propuesta.

La UNAOC tiene su origen en el discurso del presidente José Luis Rodríguez Zapatero ante la Asamblea General de Naciones Unidas en 2004. Su propuesta se basaba en la nueva prioridad que él mismo había encargado a su ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, de formular una nueva estrategia antiterrorista internacional que buscara eliminar las razones profundas de todos esos actos vandálicos y apelar a una responsabilidad colectiva, junto a los países árabes, en este desafío común.

La idea central: tender puentes entre Occidente y el mundo musulmán. La adhesión de Turquía a la propuesta como país copatrocinador del proyecto y su asunción por parte de la ONU abrieron paso a la creación del Grupo de Alto Nivel al frente de la dinamización colegiada de sus foros. Estados Unidos se adhirió en 2006.

A diferencia de la propuesta sugerida por el presidente iraní Mohamed Jatamí en 1998 en torno al Diálogo de Civilizaciones, la UNAOC suma a los aspectos académicos y culturales el componente político, indispensable para mejorar las percepciones y las relaciones entre el universo occidental y el Islam.

En su día, la propuesta española, en un contexto volátil del que también fuimos víctimas, surgió en la doble vertiente de la defensa de la legalidad internacional como instrumento para vencer al terrorismo, y haciendo inventario de los principales compromisos en la solución de importantes conflictos internacionales: Oriente Próximo, Irak, Israel, Palestina, Sudán, etc. Deudora de una filosofía de las relaciones interculturales que pone el acento en el fomento del diálogo entre los extremismos excluyentes que habitan ambos mundos, la concreción se remitió a dos ámbitos principales: el político y de seguridad; y el cultural y educativo. Hoy siguen siendo dos pilares irrenunciables de su agenda.

En estos años, frente a las críticas centradas en reproches de utopía e ineficacia de la propuesta, la UNAOC ha perseverado en su reivindicación del diálogo intercultural para lograr un mejor conocimiento de las respectivas culturas, destruir los prejuicios existentes y avanzar en la definición de los valores compartidos. Es en base al diálogo donde se puede construir esa alianza, aunque sus sujetos no resulten compatibles al completo. En expresión de una diversidad cultural que necesariamente debemos preservar, el mensaje de la UNAOC aleja la hipótesis del anhelo de una civilización única o superior sustentada en el uso de la fuerza. El respeto a la diversidad de la humanidad como factor de mutuo enriquecimiento, es el más eficaz muro de contención contra los extremismos de todo signo.

Liderazgo español

La UNAOC es una importante cita para España en su agenda diplomática y le provee de un escaparate internacional en donde ejerce un papel protagonista, circunstancia que debe ser reivindicaba y que nos exige una especial responsabilidad. El respaldo de un importante número de países que se han unido al Grupo de Amigos, le confiere una plena visibilidad.

En este foro, España ha avanzado ideas concretas como la creación de un consejo de religiones en Naciones Unidas o la posibilidad de que la UNAOC pueda ser utilizada como instancia mediadora en los conflictos. Esta última funcionalidad, le proveería de más apoyos y de reconocimientos de su condición de instrumento político esencial del sistema de Naciones Unidas.

La incorporación de la mediación intercultural en asuntos con una dimensión sociocultural y religiosa, como postula su Alto Representante Miguel Ángel Moratinos, representa una poderosa innovación. El Plan de Acción 2019-2023, que incluye iniciativas tan ambiciosas como las propuestas de protección de sitios religiosos o la creación de la Task Force para la mediación de conflictos identitarios, aventuran un relevante recorrido para la propuesta. La promoción de la prevención de conflictos y la reconciliación ayudarán a materializar sus ambiciosos objetivos.

El proyecto encara ahora una etapa de singular mediante la ampliación de su plan de acción con el propósito de erradicar los riesgos y tendencias recelosas que puedan surgir entre países tras la pandemia de la Covid-19. Así, el papel inicial atribuido al entendimiento entre la cultura occidental y el Islam, hoy puede verse alargado a otras regiones del mundo.

La UNAOC es un proyecto de la ONU que España abanderó en su día y sobre el cual aun ejerce una importante tutela. Su desarrollo representa un éxito para nuestra diplomacia que afianza nuestra presencia global y confiere mayores posibilidades para ejercer una importante influencia. Todo ello constata el pleno acierto de esa iniciativa tras varios lustros de funcionamiento. No es hora por tanto de cuestionar su idoneidad o función sino de consolidarlo como espacio privilegiado para la colaboración internacional y la movilización de la sociedad civil a favor del diálogo.

Pese a sus contratiempos en un entorno internacional difícil, la UNAOC reafirma el compromiso de España con el multilateralismo y la diplomacia preventiva, alentando la creación de herramientas para promover el diálogo intercultural y ecumenico . Dichos atributos revalidan el el valor del soft power  de España y actualiza las raíces de una herencia cultural que siempre ha transitado entre la Europa cristiana y el África musulmana, una variable que enfatiza positivamente nuestra singularidad, que aporta prestigio y que podemos convertir en un activo prioritario de nuestra diplomacia, con retornos perceptibles en los más sugestivos campos.

SOBRE EL INSTITUTO COORDENADAS DE GOBERNANZA Y ECONOMIA APLICADA

Institución de pensamiento e investigación sobre “las cuestiones de nuestro tiempo” impulsando la interacción entre gobernanza y economía aplicada para progresar en los tres pilares del mundo postmoderno: bienestar social, progreso económico con justicia social y sostenibilidad ambiental; con funciones propias de los “amigos del País” y las Sociedades de Fomento en el XIX . Fiel a sus principios fundacionales de independencia y pluralidad, el Instituto lidera la fusión entre la esencia e innovación de la liberalización económica y social, como mejor modelo de afrontar los retos presentes y futuros de país, de Europa y del mundo en una sociedad globalizada e hiperconectada.

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