Saltan las alarmas: las cuentas de la Seguridad Social se tiñen de rojo

Análisis, 21 de septiembre de 2015

SOS. Las cotizaciones sociales han dejado de ser suficientes para pagar las pensiones y no parece que el problema se corrija con la recuperación del ciclo económico. Ante tal problema, las alternativas van desde costear las prestaciones de viudedad y orfandad con impuestos, crear algún tipo de impuesto finalista destinado exclusivamente a la financiación de la Seguridad Social o destinar parte de la recaudación de impuestos, ya existentes, a estos menesteres. En cualquier caso, el debate sobre cómo aumentar los ingresos de la Seguridad Social tendrá que abordarse más pronto que tarde.

En 2014, el déficit de las Administraciones Públicas (AAPP) fue el 5,7% del PIB, que cumplía con el objetivo pactado con Bruselas, si bien se dieron apreciables desviaciones en el déficit de la Seguridad Social y de las Comunidades Autónomas CCAA, que fueron compensadas por los mejores resultados del Estado y los Ayuntamientos.

Durante 2015, en que el objetivo de déficit de las AAPP es 4,2% del PIB, se está repitiendo la misma situación por niveles de la administración pública; esto es, la Administración Central y las Corporaciones Municipales llevan una ejecución presupuestaria que mejora sus objetivos individuales pero la Seguridad Social y las CCAA se están desviando al alza.

Esta asimetría en el cumplimiento de los objetivos de déficit por niveles de la administración, ha suscitado serias dudas sobre la suficiencia de ingresos de la Seguridad Social y las CCAA para atender los gastos que tienen asignados; el reparto de objetivos de déficit por niveles de la administración y la revisión de éstos para el conjunto de AAPP en 2016 y 2017, dado que a diferencia de 2014, en 2015 parece difícil que el Estado y los Ayuntamientos puedan compensar las desviaciones que está sufriendo la Seguridad Social y las CCAA.

Tras un largo periodo de superávits en las cuentas de la Seguridad Social (2000-2009), en 2014 registró un déficit del 1,1% del PIB. Para 2015, el objetivo es reducirlo al -0,7% del PIB, pero la proyección de los datos hasta julio sugiere que el déficit aumentará con respecto al 2014.

El déficit de la Seguridad Social desde 2010 está provocado por el descenso del empleo derivado de la crisis económica (que redujo las cotizaciones sociales), a la vez que el crecimiento de los gastos mantenía una inercia alcista resultado de las tendencias demográficas. También, la revalorización de las pensiones y el hecho de que las nuevas tienden a ser más elevadas que las que se dan de baja en el sistema, contribuyen a ello.

Este asunto fue abordado en 2012, con una reforma de las pensiones que alarga progresivamente la edad de jubilación, introduce una nueva fórmula de revalorización de las pensiones y un factor de sostenibilidad en el cálculo de las nuevas, aunque estas medidas tienen una aplicación progresiva y su efecto se notará a medio plazo.

A corto, los desfases de la Seguridad Social se han estado financiando parcialmente con el Fondo de Reserva que ésta creó durante los años de superávit, hasta el punto de que desde 2012 se han utilizado unos 43.000 millones, quedando en el fondo otros 39.000 millones. Obviamente, ésta es sólo una solución temporal.

De momento, pese a la recuperación económica, la desviación en el déficit de la Seguridad Social no se ha corregido. En 2015, las cotizaciones sociales hasta julio suben al 0,8% interanual, por debajo del crecimiento en el número de afiliados (3,4%) y del gasto en pensiones (3,5% para el total de éstas, 4% en el caso de las de jubilación).

Esta decepcionante realidad responde básicamente a dos factores de difícil y rápida solución.

El primero, está relacionado con el coste de las políticas de fomento del empleo que recae de forma creciente en la Seguridad Social, al haberse optado por reducciones directas de cotizaciones, sin compensación a la Seguridad Social (en 2015 dejará de ingresar 1.615 millones y en 2016, 2.100).

El segundo factor tiene que ver con el tipo de empleo creado que está dando lugar a un aumento de las bases medias de cotización inferior al crecimiento en el número de afiliados, lo que refleja la existencia de menores salarios en las nuevas contrataciones.

Cerrar el déficit generado en los últimos años requeriría un crecimiento de las cotizaciones sociales superior al de los gastos. Para cumplir con lo presupuestado en 2015, su incremento debería ser del 10%, aunque en el proyecto de presupuestos de 2016 el gobierno ha supuesto un incremento de las cotizaciones sociales del 6,7%, sobre un cierre de 2015 que parece optimista.

Fuente: Tendencias del Dinero