El mal uso de los pronósticos

Artículos, 18 de noviembre de 2016

Las expectativas o previsiones de crecimiento económico de los países se ha convertido en un recurrente y creciente ejercicio de funambulismo profesional, compuesto de conjeturas y suposiciones, todas ellas amparadas por sólidos análisis de coyuntura, que aportan un alto grado de desacierto o error que debería, en ocasiones, ser explicado a los ciudadanos por quienes firman los resultados de dichos trabajos de forecast, con lo que se ahorrarían incertidumbres en los mercados y utilizaciones tendenciosas con intereses muchas veces inconfesables.

Aceptando que este tipo de previsiones está lejos de ser una ciencia exacta, en las últimas semanas, España se ha convertido en un punto de discrepancia en lo que respecta a sus previsiones de crecimiento del PIB para este año y 2017.

Así, mientras la Comisión Europea anunciaba hace unos días que la economía española crecería en 2016 un 3,2%, seis décimas más que en primavera, rebajaba dos décimas el alza de PIB a un 2,3% en 2017, lo que en algunos medios se interpretaba como serio aviso al nuevo gobierno de Rajoy para que se decidiera por un ajuste duro.

El contraataque vendría pocos días después, cuando el gobierno español adelantaba el cuadro macroeconómico que iba a respaldar los Presupuestos para 2017, en el que el PIB de este año se expandirá un 3,2%, tres décimas por encima del anterior pronóstico, coincidiendo con la Comisión, mientras que para 2017 el ejecutivo mejoraba sus previsiones en dos décimas hasta el 2,5%.

Aunque se puede argumentar que las circunstancias de la economía global son cambiantes y están sujetas a muchas inseguridades, lo cierto es que las economías de los países están sometidas a permanentes cambios, como lo demuestran las estimaciones realizadas en los últimos meses.

Así, a finales de julio el consejo de ministros de España estimaba un avance del PIB en 2016 del 2,9%, pero del 2,3% en 2017, con un claro perfil descendente.

Fechas antes, el Fondo Monetario Internacional recortaba la previsión de crecimiento de España al 2,1% para 2017, frente al 2,3% que preveía en abril. Posteriormente, en octubre, el Fondo mejoraba ampliamente sus perspectivas de crecimiento para España hasta el 3,1% en 2016 desde el 2,6% que auguraba en julio.

La Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS) también echa su cuarto a espadas y así, a mediados de año, revisaba sus estimaciones de crecimiento para España en 2016 situándolas en un 3%, tres décimas por encima del 2,7% que había previsto hasta entonces. Para 2017 Funcas mantenía su previsión de un crecimiento del 2,3%.

El Banco de España, por su parte, hacia públicas sus últimas previsiones a finales de octubre en donde se apuntaba un crecimiento del 3,2% para 2016, del 2,3% para 2017 y del 2,1% para 2018.

Fuente: Tendencias del Dinero