China a las puertas de la conflictividad laboral

Análisis, 14 de marzo de 2016

Aunque pueda parecer un concepto muy antiguo para los tiempos que corren, China, de la que depende el crecimiento de muchos países emergentes, sigue moviéndose a golpe de planes quinquenales y por ello acaba de presentar el último, que contempla un crecimiento medio del PIB del 6,5% frente al 6,9% en 2015 (el más bajo en 25 años); un crecimiento del IPC del 3% igual al de 2015 y un aumento de la masa monetaria del 13,0%, algo inferior a la del pasado año que fue del 13,3%.

Pese a lo modesto de los números presentados, todo apunta a que la realidad quedará por debajo, como también ha sucedido con el anterior plan quinquenal. Por ejemplo, buena parte de los analistas de referencia señalan que el crecimiento del PIB se situará más cerca del 5% que del 6,5% que las autoridades chinas han anunciado. Como resultado de todo ello, los analistas de referencia esperan una escalada de la conflictividad social.

Para los incondicionales del sistema político chino, aportarles que el plan quinquenal, difícil de cumplir, irá acompañado de muy duras medidas, entre las que sobresale el despido durante los próximos 2/3 años de entre 5 y 6 millones de empleados de las denominadas “empresas zombies”, con lo que el gobierno de Li Keqiang tratará de reducir la actual sobrecapacidad industrial. Pese a todo ese esfuerzo, los grandes think tanks coinciden en indicar que el gobierno chino no conseguirá su gran objetivo de fondo: el desplazamiento a las ciudades de 20/25 millones de personas/año, exigencia demandada por la población rural.

Y en ese escenario, viene Moody's y empeora las perspectivas, otorgado al rating soberano del país (Aa3/P-1) una tendencia negativa desde estable, aludiendo al creciente endeudamiento del país, mientras cuestiona la capacidad del gobierno para implementar nuevas reformas de calado.

La encrucijada de China no es una cuestión menor, en un marco en el que el objetivo es buscar una corrección de la sobrecapacidad existente, como consecuencia de la caída de la demanda final por la pérdida de competitividad de China, lo que hará más difícil que las personas despedidas encuentren otros empleos y eso, supuestamente, es lo que podría generar ciertos conflictos sociales, cuyas consecuencias son difícilmente evaluables.

Fuente: Tendencias del Dinero